Introducción
El ejercicio
profesional de la Pedagogía viene marcado por la indefinición de su
perfil profesional. No obstante, en el Libro Blanco del Grado de
Pedagogía y Educación Social, en su página 119 se indica que “el
pedagogo es un experto en sistemas y procesos educativos”
capacitado para realizar las siguientes funciones generales:
- Analizar las situaciones educativas.
- Diseñar programas, acciones y proyectos educativos.
- Realizar la evaluación y el seguimiento de las acciones implementados.
Es decir, que
el profesional de la Pedagogía se centra en diagnosticar los
contextos educativos, diseñar actividades educativas y evaluar
dichas actividades. Estos tres ámbitos de trabajo se pueden
desempeñar gracias a las técnicas, estrategias, instrumentos y
métodos, que suelen estudiarse dentro de la metodología de
investigación.
Hay que
aclarar que estos contenidos no solamente pertenecen al ámbito de la
investigación, sin embargo, sí es cierto que suelen ser conceptos y
procedimientos que se utilizan principalmente en la investigación
educativa, y por tanto, suelen estudiarse dentro de las asignaturas
de metodología de investigación.
Ilustración 1. Funciones de la Pedagogía
Diagnóstico educativo
Existe cierta confusión sobre qué es diagnosticar y qué es
evaluar. Esta confusión no está resuelta y dependiendo del autor
que se lea, del ámbito de trabajo (psicología, medicina,
sociología, etc.) o incluso del contexto donde se esté trabajando
(población marginada, centros escolares, empresas, etc) suele
utilizarse un término u otro, con un sentido u otro. Así, podemos
encontrar escritos donde diagnóstico y evaluación son sinónimos,
mientras que en otros son totalmente distintos. Por el camino quedan
distintas formas de entenderlos según ciertos matices. Por ejemplo,
en ocasiones la única diferencia que se atribuye es el momento donde
se lleva a cabo. Desde este punto a veces se llama diagnóstico a la
evaluación inicial. También hay momentos donde a esta misma
evaluación inicial se le llama “evaluación de necesidades” en
lugar de diagnóstico. En otros casos, se habla de diagnóstico para
referirse a la evaluación de los aspectos fisiológicos o
psicológicos de una persona. Y así con múltiples situaciones.
Esta indefinición no está resuelta, de forma que el pedagogo debe
convivir con ella. No obstante, durante el aprendizaje de estas
cuestiones no es recomendable iniciarse con panorama confuso e
indefinido. Por tal motivo, en estas páginas se ha adoptado una
forma de entender el diagnóstico y la evaluación para
diferenciarlos, con la intención de favorecer la claridad
“pedagógica” del tema.
Por tanto, con las advertencias realizadas, en este manual se
entiende por diagnóstico educativo la valoración que se realiza
sobre personas o grupos de personas con la intención de planificar
programas de intervención que mejoren su situación en aspectos
formativos y educativos. En este sentido, el diagnóstico se
centraría principalmente en las personas y los factores educativos
que inciden en ellas. Más abajo se dedica un epígrafe a la
evaluación.
Los aspectos que trataría el diagnóstico pueden organizarse
partiendo de un esquema sencillo, donde la persona estaría en el
centro, rodeado de los elementos sociales. Los elementos sociales
incluirían a la familia, los amigos, los compañeros habituales,
etc. En un nivel superior estarían los aspectos administrativos que
incluiría a la normativa educativa. Todos estos factores están
mediatizadas por cuestiones como el entorno físico, los recursos
tecnológicos, los materiales educativos, etc.
Dibujo 1. Esquema ámbitos que afectan a la persona
Desde esta perspectiva, en el diagnóstico educativo interesaría
tener información sobre distintas facetas de la persona, tales como
los siguientes:
- Aspectos cognitivos, aspectos afectivos, de personalidad, o habilidades sociales entre otros. Estos elementos son propios de la Psicología, y por tanto suelen ser diagnosticados por psicólogos.
- Aspectos físicos, fisiológicos y biológicos que son diagnosticados por médicos.
- Aspectos contextuales como los relativos a los edificios donde se realiza la actividad educativa, los recursos materiales, la normativa vigente, etc. La información para estas cuestiones suele proceder de distintas fuentes. La integración de toda la información y su utilización para el diagnóstico educativo es función del pedagogo.
- Aspectos del proceso de enseñanza y aprendizaje. Se trata de la dinámica que adoptan todos los elementos educativos en funcionamiento. Al igual que antes, se trata de un componente donde el pedagogo debe buscar los datos, procesarlos e integrarlos para el diagnóstico educativo.
El pedagogo debe integrar de forma coherente la información
procedente de estos distintos aspectos de interés, y ofrecer una
valoración de la situación educativa de una persona, identificando
los elementos donde intervenir para mejorar dicha situación. Como
puede observarse, en el diagnóstico educativo es básico saber
interpretar la información que aportan otros profesionales y ser
capaz de integrarla en un informe valorativo único.
Para diseñar las intervenciones educativas, el pedagogo debe
comparar la situación de la persona o del grupo con la situación
que se pretende conseguir. Se dice que existe una necesidad cuando se
identifican estas discrepancias entre situación real y situación
deseada.
Funciones del diagnóstico
Puesto que el diagnóstico permite identificar estas necesidades, es
habitual encontrar la expresión “diagnóstico de necesidades”
(needs assessment) en los manuales sobre Educación.
En cualquier caso, en el diagnóstico educativo se suele buscar
información que permita lo siguiente:
- Describir la situación de una persona, grupo o sistema en general [estadística descriptiva]. Esta descripción permite conocer cómo se encuentra dicha persona, grupo, centro, institución, etc.
- Comparar [contraste de hipótesis] la situación de esta persona, grupo o sistema con un criterio. Esta comparación es la que permite establecer un juicio de valor sobre el estado de dicha persona, grupo, etc., y determinar las necesidades para llegar al nivel deseado.
Los criterios para la comparación pueden establecerse a partir de
dos estrategias:
- A partir de la posición que tiene un grupo de comparación. Es el llamado procedimiento normativo [probabilidad].
- A partir de una posición o nivel establecido al margen del grupo de referencia, por parte de comités, educadores, sanitarios, etc., atendiendo a diversos criterios. Es conocido como procedimiento criterial.
Intervención educativa
La intervención educativa se inicia
con el establecimiento de unos objetivos específicos que se
pretenden conseguir. Estos objetivos surgen, en gran medida, de las
necesidades educativas diagnosticadas previamente [diagnóstico
de necesidades]. A partir de los objetivos se diseñan y
aplican los programas educativos correspondientes. Estos programas
actúan sobre uno o más de los siguientes ámbitos:
curriculum (diseño del proyecto educativo), alumnos, docentes,
padres, centro, aula, o entorno social en general.
La intervención en estos ámbitos
suele realizarse sobre uno o varios componentes, entre ellos
los aspectos cognitivos, afectivos, sociales así como los
organizativos y administrativos.
Para la intervención existe un
amplio arsenal de herramientas
que suelen estar bajo el paraguas de la orientación educativa
y profesional. Esta disciplina profesional suele estructurar y
desarrollar los distintos recursos que permiten la intervención
educativa, tales como la acción tutorial, el asesoramiento, el
counseling, el coaching, el diseño de carrera, etc.
En Ciencias de la Educación, la
intervención es un trabajo de equipo. Dentro de este trabajo
cooperativo, el pedagogo tiene un rol predominante. Se podría decir
que en el equipo de trabajo, que debería contar con psicólogos,
maestros, gestores, sanitarios, etc., el pedagogo está preparado
para ser el “director de orquesta”. Durante las sesiones de
trabajo son útiles las dinámicas de grupo, los procesos de
negociación, y la utilización de técnicas de organización del
tiempo. Para la aplicación de los programas son útiles algunos
instrumentos de recogida de información, como los diarios, las
entrevistas, cuestionarios, etc., [instrumentos]
que permiten realizar un seguimiento del programa. Para la
intervención personalizada también se utilizan recursos como las
rejillas y la observación [instrumentos].
Evaluación
El proceso de evaluación se puede
definir como una actividad planificada que trata de conseguir
información con el fin de valorar la situación y evolución de una
persona, un programa, centro, o sistema en general para tomar
decisiones sobre dicha situación o bien, sobre su evolución. En
general, la evaluación y el diagnóstico son similares en muchos
aspectos, como se han indicado anteriormente. Antes se ha advertido
que en estas páginas o pantallas, se va a entender el diagnóstico
educativo como una actividad que suele atender a cuestiones previos a
la intervención y centrados principalmente en aspectos personales.
En lo que respecta a la evaluación, vamos a considerar como
evaluación el resto de acciones valorativas en educación que se
destina a tener información suficiente para tomar algún tipo de
decisión en el ámbito correspondiente. Por tanto, la evaluación
incluye aspectos sobre la actividad académica de alumnos y docentes
(incluyendo los resultados académicos), el desarrollo e impacto de
los programas educativos, las propiedades educativas de los
materiales, las características organizativas de los centros
educativos, así como sobre la calidad de los procesos educativos. No
obstante, se insiste en que la separación entre diagnóstico y
evaluación es una cuestión en debate que no está resuelta.
Vamos a comentar tres ámbitos de
evaluación clásicos en los manuales de educativos, por un lado la
evaluación de alumnos y docentes, por otro la evaluación de
programas y por último la evaluación de centros.
Evaluación del alumnado
La evaluación del alumnado se suele
realizar para valorar el nivel que ha alcanzado (perspectiva
longitudinal, evaluación de seguimiento, evaluación continua) o que
ha alcanzado (perspectiva sumativa o evaluación final) al participar
en un programa educativo. Con relación a los elementos educativos,
la evaluación incluye aspectos como:
- Aprendizaje y rendimiento académico.
- Adquisición y desarrollo de competencias.
- Desarrollo de los aspectos afectivos.
También se deben tener en cuenta
elementos psicológicos y físicos, que deberán ser valorados por
psicólogos y por médicos respectivamente.
En la evaluación del alumnado son
especialmente útiles los test, las pruebas de rendimiento de
desarrollo, los cuestionarios, los diarios, y los portafolios entre
otros [instrumentos]. En la evaluación
del alumnado son útiles técnicas de análisis de test como la
teoría clásica de los test [TCT]y el
análisis cualitativo [análisis cualitativo].
Aunque la evaluación del alumnado
suele hacerse con relación a un criterio previo establecido por los
docentes, es aconsejable utilizar evaluaciones normativas.
Evaluación de programas
La evaluación de programas
constituye una disciplina en sí misma. La evaluación de programas
valora tanto el contexto donde se desarrolla un programa, como los
agentes que intervienen, los recursos materiales, los materiales
educativos, el proceso o evaluación del programa así como los
resultados que se obtienen.
Los instrumentos que se utilizan son
muy diversos, aplicando todo tipo de instrumentos, tanto objetivos
como subjetivos [instrumentos]. Con
relación a las técnicas de análisis ocurre otro tanto, aplicando
tanto análisis cualitativo como estadístico [contraste
de hipótesis] [regresión
lineal]. Igualmente, hay que advertir que la evaluación de
programas utiliza una gran cantidad de diseños y metodologías
(experimentales, cuasiexperimentales, cualitativos, etc.) [diseños
cuasi-experimentales].
Son especialmente interesantes los
diseños de evaluación de valor añadido que también puede
aplicarse a la evaluación docente [regresión
lineal].
Evaluación del docente
La evaluación de los docentes se
suele centrar en su impacto en el alumnado y los resultados que
obtienen los mismos docentes durante su carrera en el ámbito
científico y profesional (participaciones en congresos, realización
de cursos de actualización, documentos escritos, etc.). Aunque ha
sido una actividad un tanto limitada, en los últimos años la
evaluación docente está experimentando cierto impulso.
Para la realización de la evaluación
docente han sido frecuentes los test y los cuestionarios
[instrumentos]. No obstante, también
son útiles los diarios y las entrevistas en ciertos diseños de
evaluación docente. La evaluación docente suele basarse en una
perspectiva criterial [contraste de hipótesis].
Evaluación de centros
La evaluación de centros se suele
preocupar por la valoración de la organización de la institución,
incluyendo aspectos administrativos, organización del tiempo y del
espacio, infraestructura, economía, etc.
Para su evaluación son útiles el
análisis de documentos, así como los cuestionarios y las
entrevistas [instrumentos]. Las técnicas
de análisis frecuentes son cualitativas, entre ellas los
procedimientos de comparación constante [análisis
cualitativo]. A pesar de ello, la base de la evaluación suele
ser criterial, con criterios preestablecidos por la administración
educativa.
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